lunes, 15 de diciembre de 2008

Brut art (outsider)

Amada imaginación, lo que más amo de ti es que jamás perdonas.
Únicamente la palabra libertad tiene el poder de exaltarme.
André Breton, «Primer Manifiesto del Surrealismo (1924)», en Escritos de arte de vanguardia


Art brut, «arte en bruto», también conocido en el contexto anglosajón como outsider art es un tipo de obras heterogéneas y difícilmente clasificables cuyo nexo principal consiste en su origen al margen de cualquier clase de institución artística oficial o popular y cuyo descubrimiento para el público culto se debe al artista y teórico del arte Jean Dubuffet. Las obras de art brut se caracterizan por ser el producto de un proceso creativo que es marcadamente íntimo y libre, respondiendo a una mitología personal que no se puede abordar con los criterios iconográficos convencionales. El art brut es un «arte sin querer» que no busca el reconocimiento ni el conflicto con el arte oficial. Sus producciones responden a la más cruda necesidad de expresión y, así, nos permiten acercarnos de forma particularmente descarnada a esa desconocida raíz común que nos impacta y emociona. Desde los versos de Aloïse hasta el abandono de Basquiat a una escritura plástica primitivista casi inconsciente y mecánica, pasando por las puestas en escena grotescas del accionismo vienéso, el minucioso barroquismo de los dibujos de Madge Gill o de construcciones como House of Mirrors, de Clarence Schmidt.
La creación se entiende como una manera de establecer puentes de comunicación con el exterior, como una vía para sublimar y forzar estados de inconsciencia. Se trata, por tanto, de una estrategia lingüística, al tiempo que de una maniobra terapéutica. Tanto el artista como el demente o el sujeto primitivo participan de un ritual de liberación del inconsciente.
A lo largo de los siglos muchos artistas han demostrado vivir a medio camino entre una situación y otra, entre el taller y el manicomio; cabe recordar el caso de performers como Otto Mühl o como Antonin Artaud. Estos y otros sujetos, considerados en un principio artistas, plantearían en muchas ocasiones la duda respecto a los límites de la locura. La trasgresión que subyace a muchas de las manifestaciones de estos y otros artistas hace que esa frontera nebulosa fluctúe. ¿Por qué, si no, un individuo que agita su cabeza durante horas con movimientos y espasmos compulsivos nos resulta claramente un loco y, por el contrario, quien decide tomar una barca y desaparecer abandonado a la voluntad del mar en el horizonte, declarándolo obra de arte final, resulta ser referente durante décadas para muchas generaciones de artistas?
La noción de art brut reposa sobre bases estéticas y sociológicas. Art brut–como supuesta expresión de la pureza emocional y del primitivismo natural–. Las producciones de art brut están ciertamente cargadas de emoción, pero también son el resultado de un modo de expresión elaborado, basta pensar en el sofisticado universo de Wölfi, la cosmogonía de Aloïse o la filosofía de Metz.

Algunos ejemplos:

Curzio di Giovanni
Nek Chand
Eugenio Santoro

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